Con lluvia…un campamento para recordar

El campamento 2002 de mi colegio ININPE JV fue una experiencia para recordar por siempre. Todos los años, desde su creación, nuestra institución realiza un campamento lejos de su campus, en los meses de agosto o septiembre. En esta oportunidad el evento se llevó a cabo en el mes de septiembre, en las Cataratas de la Huarpía, provincia de Moyobamba.  Durante los tres primeros días todo estaba tranquilo. La comida abundaba, casi nadie se portaba mal y lo mejor, aún no había llovido.

            Habíamos llegado al lugar del campamento un jueves y las actividades estaban realizándose bajo control. Todo estaba como se diría en inglés “nice”.

El viernes de tarde nos preparamos para recibir el sábado. ` Luego al ocultarse el sol nos reunimos para el culto de recepción de sábado. Después, como siempre, tuvimos algunos minutos libres, en seguida la cena, el culto y finalmente fuimos a dormir.

            Al siguiente día nos levantamos, hicimos culto matutino y al terminar, cada uno hizo sus actividades personales diarias. Unos minutos más tarde desayunamos, nos preparamos para los programas de culto. Aprendimos varias lecciones y también participamos con algunos dramas.

            Las actividades de la tarde fue algo similar a lo de la mañana, muy Cristo céntrico.  Después de concluir con las actividades de sábado vino lo que todos siempre esperábamos … “La cena y las actividades de la noche”. Mientras las mujeres hacían la cena, los varones nos fuimos a cargar leña para una gran fogata que realizaríamos durante la noche.  

El momento de la fogata llego, así que profesores y alumnos, alumnos y profesores, nos divertimos mucho – saltamos, cantamos, gritamos y cada uno disfrutaba minuto a minuto estos juegos. A algunos se les apagó la voz de tanto cantar y gritar. 

            Lamentablemente, llegó el momento de ir a dormir ya que el domingo teníamos algunos planes y todos necesitábamos descansar.

            Los dos grupos de varones teníamos el rol de rondar, por turnos, cada noche. A mi grupo le tocó primero dormir. Cuando estaba durmiendo sentí algunas gotitas de agua que “estaban mojadas”, pero estaba con tanto sueño que no le di importancia y continué durmiendo.  No recuerdo si me seguía mojando, hasta que uno de mis profesores me despertó porque era mi hora de rondar y tenía que ayudar a tapar las fugas de agua porque estaba lloviendo como en ningún otro campamento.  Cuando desperté vi a algunos de mis compañeros que estaban mucho más mojados que yo, pero seguían durmiendo como si nada estaría pasando.

            Cada vez el agua ocupaba más nuestra carpa, usábamos sandalias, zapatos para tapar las fugas, funcionaba por un momento, pero más adelante parecía como que todo lo que hacíamos ere en vano. Pronto vimos sandalias y otros objetos flotando. Nos empezamos a desesperar, pero alguien prendió la chispa de aprovechar las circunstancias para disfrutar esta experiencia.  

            Era divertido ver como poco a poco los estudiantes iban despertando y tratando de ubicarse en espacios “secos” …pero en seguida lo que estaba seco también se mojaba, haciendo que todos siguieran buscando donde protegerse. Aunque estábamos inundados con el agua, el sueño no tuvo ninguna consideración de mí. Por esta razón, busqué un rinconcito “medio seco” y me senté a dormir.

            Después de dormir un rato me desperté y junto con tres compañeros más decidimos ir a la cocina para ver si queda un poquito de candela y calentarnos. De paso, un compañero a quien le gustaba comer mucho aprovechó lo que había quedado de la cena y comió hasta saciarse… claro nosotros también ayudamos un “poquito”.

            La noche estaba fría, por lo que nosotros hicimos un pequeño círculo tratando de calentarnos, al mismo tiempo que contamos algunos chistes y experiencias. Creo que por momentos nos olvidábamos del frío y le dábamos mas importancia a nuestra conversación y nuestros chistes… nos reíamos fuerte, pero no muy fuerte … “poquito fuerte”. Luego, decidimos ir a buscar si todavía podíamos encontrar un rinconcito donde cerrar nuestros ojitos.

            Sorpresivamente, al amanecer los rayos traspasaron la espesura de algunas nubes que todavía se resistían a darse por vencidas. Nosotros, olvidándose de una noche mojada y tormentosa, nos unimos para arreglar lo que la lluvia había dañado. Inmediatamente, desayunamos y fuimos a jugar en el campo y en el río.  El momento de partida se acercaba y un buen almuerzo fue el broche de cierre de tan recordado campamento. Con el estómago lleno y con mucha nostalgia, empacamos nuestras cosas y nos preparamos para volver a casa.

            Recuerdo a alguien que nos decía: “Si no hubiera llovido nos hubiéramos perdido una gran experiencia”, “Si no se hubiera quemado el arroz con leche …  tal vez no hubiera sobrado para los vigilantes” . . . y otras frases similares . . . ¿Pueden adivinar quién las decía?

 

Por:  Eduin Díaz Campos

Secundaria: 4to Grado